A partir de un comentario,
recordé que ayer en el inicio de la asamblea pregunté si
habían tenido alguna dificultad que podríamos resolver conversando.
Levantó la mano una de mis
niñas y me dijo que sí, que ella había querido ser la mamá en el sector hogar y
que la otra niña X le dijo que no, que ella iba a ser la mamá. Entonces le
pregunté a la niña X si recordaba los acuerdos que tenemos cuando queremos
compartir algo en conjunto y me gustó cuando me respondió: un ratito tu y un
ratito yo, pero ¿cómo sabemos a quién le toca el ratito primero?
Bueno - le respondí, primero habría que saber ¿Quiénes querían ser las mamás?, de inmediato cuatro niñas del sector levantaron la mano. Entonces muy simple: ¿Quién llegó primero? A lo que la niña que levantó la mano muy a mi sorpresa respondió de manera contundente: -Yo llegué primero, yo era la mamá primero.
Volví a preguntar si alguien más tenía dificultades y otra niña se quejó de dos niños, me dio los nombres y le pregunté ¿Es cierto que tú la molestas?
- No me dijo, yo solo le hago
cosquillitas para que sonría.
Bueno le dije a la niña, creo que tendrás que explicarle a Y que a tí no te gustan las cosquillitas para que tu amigo sepa que eso te incomoda ¿No te parece?
De inmediato le dijo: Y no me gusta que me hagan cosquillitas.
Si bien es cierto en este tipo
de momentos se me van algunos días horas y hasta he tenido que pasar algunas actividades al segundo momento, es una experiencia significativa ya que
permite abordar "el ser" de mis niños, el "ser mejores amigos", el "aprender a
dialogar" y comprender en la vida misma, que vivir juntos no es sencillo y que a veces
tenemos que ir cediendo para poder lograr el equilibrio en nuestras
convivencias.
El grupo que tengo a mi cargo me
llena de orgullo, se quejan, piensan, dialogan, razonan de una manera
destacada y venimos creciendo todos en este diario convivir.
Otro recuerdo de está semana
que me llenó de emoción fue en un cumple cumple, cuando ellos pedían que les pongan
el rock del dinosaurio y bailaban felices, mientras es frecuente escuchar que
los niños y las niñas se dedican a bailar canciones tipo perreo con letras
llenas de groserías y lenguajes llenos de odio. Mis niños deben escucharlas no lo dudo, pero no son sus favoritas, disfrutan
de temas que bailamos todos los días elegidos para la edad que ellos, con letras que protegen y
alimentan una infancia saludable, con canciones que protegen su derecho a ser
niños felices en un entorno complejo.
Al entrar al mes de noviembre
puedo decir que hemos tenido miles de dificultades y miles de aprendizajes, puedo decir que me
encanta convivir con un grupo de niños que me permiten reconocer
la importancia de aprender a vivir juntos y en estos días ando más contenta porque siento que voy entrando con pie firme a un tiempo de cosecha. La cosecha es buena. Gloria Marlene Gárate Camacho.
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